Oratorio acusmático utilizando fragmentos de la novela Thérèse Desqueyroux de François Mauriac. Con la voz de Christine Rheys.

  • 1 Prélude                 inconnue                                                     0:50
  • 2 Interlude              le silence d’Argelouse                             0:38
  • 3 Séquence              la famille !                                                  3:33
  • 4 Interlude              cette plainte indéfinie des cimes        0:33
  • 5 Séquence              ce corps contre son corps …                3:04
  • 6 Interlude              la dernière nuit d’octobre                      0:57
  • 7 Séquence              acharnement                                             2:54
  • 8 Interlude              pluie                                                                1:16
  • 9 Séquence              le bonheur n’existe pas                           2:21
  • 10 Interlude            inconnue                                                       0:50
  • 11 Séquence            campagne trempée d’aurore               1:30
  • 12 Interlude             solitude                                                         0:19
  • 13 Séquence            le froid de la nuit                                        3:30

En esta obra, he querido desarrollar una construcción basada en leitmotive. Aunque en la música instrumental el concepto de tema y de variación del tema, basado sobre motivos melódicos y rítmicos, está bien establecido, no es así en el lenguaje electroacústico. Se han creado teorías y herramientas de tratamiento del sonido para delimitar y crear una oposición entre permanencia y variación, lo que permitiría la creación de temas y sus avatares. Sin embargo, estas transformaciones no son bien percibidas e interpretadas por el público, ni siquiera el público sagaz. Mi intención ha sido, pues, desarrollar unas oposiciones claramente perceptibles y, para ello, he utilizado la fuente del sonido. Los temas se distinguen por su procedencia humana o no, y por la oposición entre fuente reconocible y sonido abstracto.

Así como la obra opone Thérèse a su entorno, los leitmotive se dividen en dos grupos, según provengan de la voz de Thérèse (suspiros, risas y canto a voz baja) o sean materiales exteriores (campanas, sostenuto grave o coros). El leitmotiv de la melancolía de Thérèse, muy presente en el preludio y los interludios, es un canto en voz baja, ensimismado, con la voz de Thérèse; son breves notas que pueden convertirse en canción de cuna. De carácter diferente, el leitmotiv de la rebelión de Thérèse, realizado con su risa, se opone a los otros leitmotive en las secuencias “la famille” o “le bonheur n’existe pas”.

El leitmotiv de la opresión es un gran sostenuto grave, que va invadiendo todo el espectro, lentamente. Utilizando el mismo material, el leitmotiv de la desesperación es un gran sostenuto descendiente, más alejado. El leitmotiv de la autodestrucción lo forman sonidos de campanillas y grandes tañidos de campanas de catedral. El leitmotiv del deseo, presente en la secuencia “ce corps contre son corps”, utiliza los suspiros y susurros de Thérèse, mientras que el leitmotiv de las voces distantes utiliza voces borrosas, anegadas en la reverberación.

Textos

« Comme devant un paysage enseveli sous la pluie, nous nous représentons ce qu’il eût été dans le soleil, ainsi Thérèse découvrait la volupté. »

Como ante un paisaje sepultado bajo la lluvia, nos representamos lo que hubiese sido bajo el sol, así Thérèse descubría la voluptuosidad.

1 Prélude « le silence d’Argelouse »

Quien no conoce este páramo perdido no sabe lo que es el silencio: cerca la casa, como solidificado en esta masa espesa donde nada vive, salvo a veces una lechuza ululante (creemos oír, en la noche, el sollozo que reprimíamos).

« Les gens qui ne connaissent pas cette lande perdue ne savent pas ce qu’est le silence : Il cerne la maison, comme solidifié dans cette masse épaisse où rien ne vit, hors parfois une chouette ululante (nous croyons entendre, dans la nuit, le sanglot que nous retenions). »

2 Séquence « la famille! »

¡La familia!

En el funeral, Thérèse ocupó su rango. El domingo que siguió, penetró en la iglesia con Bernard que, en vez de pasar por el ala lateral, según su costumbre, atravesó ostensiblemente la nave. Thérèse levantó su velo de gasa sólo cuando se colocó entre su suegra y su marido. Un pilar la hacía invisible para los asistentes; frente a ella, sólo el coro. Cercada por todas partes: la muchedumbre detrás, Bernard a la derecha, Madame de la Trave a la izquierda, y eso sólo le esta abierto, como la arena al toro que sale de la noche: ese espacio vacío, donde, entre dos niños, un hombre disfrazado está de pie, susurrando, con los brazos un poco apartados.

Atravesaba, sola, un túnel, vertiginosamente.

El día sofocante de la boda, en la estrecha iglesia de Saint-Clair, aquel día fue cuando Thérèse se sintió perdida. Había entrado sonámbula en la jaula y, con el estruendo de la puerta cerrada súbitamente la miserable niña se despertaba. Nada había cambiado.

¡La familia! Thérèse dejó que se apagara su cigarrillo; con la mirada fija, observaba esta jaula de barrotes innumerables y vivos, esta jaula tapizada de orejas y ojos, donde inmóvil, agazapada, el mentón en las rodillas, los brazos rodeando sus piernas, esperaría a morir.

« La famille !

Aux funérailles, Thérèse occupa son rang. Le dimanche qui suivit, elle pénétra dans l’église avec Bernard qui, au lieu de passer par le bas-côté, selon son habitude, traversa ostensiblement la nef. Thérèse ne releva son voile de crêpe que lorsqu’elle eut pris place entre sa belle-mère et son mari. Un pilier la rendait invisible à l’assistance ; en face d’elle, il n’y avait rien que le chœur. Cernée de toutes parts : la foule derrière, Bernard à droite, Mme de la Trave à gauche, et cela seulement lui est ouvert, comme l’arène au taureau qui sort la nuit : cet espace vide, où, entre deux enfants, un homme déguisé est debout, chuchotant, les bras un peu écartés . »

« Elle traversait, seule, un tunnel, vertigineusement »

« Le jour étouffant des noces, dans l’étroite église de Saint-Clair, ce fut ce jour-là que Thérèse se sentit perdue. Elle était entrée somnambule dans la cage et, au fracas de la lourde porte refermée soudain la misérable enfant se réveillait. Rien de changé . »

« La famille ! Thérèse laissa éteindre sa cigarette ; l’œil fixe, elle regardait cette cage aux barreaux innombrables et vivants, cette cage tapissée d’oreilles et d’yeux, où immobile, accroupie, le menton aux genoux, les bras entourant ses jambes, elle atteindrait de mourir. »

3 Interlude « cette plainte indéfinie des cimes »

¡Cuántas horas permanecía tumbada, sin que la liberase el sueño! El silencio de Argelouse le impedía dormir: prefería las noches de viento, ese lamento indefinido de las cimas entraña una dulzura humana. Thérèse se abandonaba a ese arrullo. Las noches turbadas del equinoccio la adormecían mejor que las noches tranquilas.

« Combien d’heures demeurait-elle étendue, sans que la délivrât le sommeil ! Le silence d’Argelouse l’empêchait de dormir : elle préférait les nuits de vent, cette plainte indéfinie des cimes recèle une douceur humaine. Thérèse s’abandonnait à ce bercement. Les nuits troublées de l’équinoxe l’endormaient mieux que les nuits calmes »

4 Séquence « ce corps contre son corps »

Un ser estaba en su vida, gracias a quien todo lo demás le parecía insignificante; alguien que nadie en su círculo conocía; una criatura muy humilde, muy oscura; pero toda la existencia de Thérèse giraba alrededor de ese sol visible para su sola mirada, y cuyo calor su carne sola conocía. Ese cuerpo junto a su cuerpo, tan ligero como fuese, le impedía respirar; pero prefería perder el aliento que alejarlo. Se levanta, descalza; abre la ventana; la tinieblas no están frías; ¿pero cómo imaginar que pueda un día pueda dejar de llover? (y Thérèse hace el gesto de un abrazo, y con su mano derecha estrecha su hombro izquierdo – y las uñas de su mano izquierda se hunden en su hombro derecho.)

Luego el decorado se deshacía, se volvía menos preciso, y sólo quedaba una enramada, un banco frente al mar. Thérèse, sentada, descansaba su cabeza sobre un hombro, se levantaba al llamar la campana para la comida, entraba en una enramada negra y alguien andaba a su lado que súbitamente la rodeaba con ambos brazos, la atraía. Un beso, cavila, debe de parar el tiempo; imagina que existen en el amor segundos infinitos. Lo imagina, nunca lo sabrá.

« Elle essayait de retrouver ses imaginations nocturnes ; au reste, il n’y avait guère plus de bruit dans Argelouse, et l’après midi n’était guère moins sombre que la nuit. En ces jours les plus courts de l’année, la pluie épaisse unifie le temps, confond les heures ; un crépuscule rejoint l’autre dans le silence immuable. Mais Thérèse était sans désir de sommeil et ses songes en devenaient plus précis ; avec méthode, elle cherchait, dans son passé, des visages oubliés, des bouches qu’elle avait chéries de loin, des corps indistincts que des rencontres fortuites avaient rapprochés de son corps innocent. »

« Un être était dans sa vie grâce auquel tout le reste du monde lui paraissait insignifiant ; quelqu’un que personne de son cercle ne connaissait ; une créature très humble, très obscure ; mais toute l’existence de Thérèse tournait autour de ce soleil visible pour son seul regard, et dont sa chair seule connaissait la chaleur. Ce corps contre son corps, aussi léger qu’il fût, l’empêchait de respirer ; mais elle aimait mieux perdre le souffle que l’éloigner Elle se lève, pieds nus ; ouvre la fenêtre ; les ténèbres ne sont pas froides ; mais comment imaginer qu’il puisse un jour ne plus pleuvoir ? (et Thérèse fait le geste d’étreindre, et de sa main droite serre son épaule gauche – et les ongles de sa main gauche s’enfoncent dans son épaule droite.)»

« Puis le décor se défaisait, devenait moins précis, et il ne restait qu’une charmille, un banc devant la mer. Thérèse, assise, reposait sa tête contre une épaule, se levait à l’appel de la cloche pour le repas, entrait dans la charmille noire et quelqu’un marchait à ses côtés qui soudain l’entourait des deux bras, l’attirait. Un baiser, songe-t-elle, doit arrêter le temps ; elle imagine qu’il existe dans l’amour des secondes infinies. Elle l’imagine, elle ne le saura jamais. »

5 Interlude « la dernière nuit d’octobre »

La última noche de octubre, un viento furioso, venido del Atlántico, atormentó largamente las cimas, y Thérèse, medio dormida, seguía atenta a este ruido de océano. Pero en la madrugada, no la despertó la misma queja. Empujó los postigos, y la habitación siguió oscura; una lluvia diminuta, apretada, se escurría por las tejas de las dependencias, por las hojas aún espesas de las encinas.

El primer día de mal tiempo… ¿Cuántos tendría que vivir en el rincón de esta chimenea donde el fuego se moría? En las esquinas el moho despegaba el papel.

« La dernière nuit d’octobre, un vent furieux, venu de l’Atlantique, tourmenta longuement les cimes, et Thérèse, dans un demi-sommeil, demeurait attentive à ce bruit d’océan. Mais au petit jour, ce ne fut pas la même plainte qui l’éveilla. Elle poussa les volets, et la chambre demeura sombre ; une pluie menue, serrée, ruisselait sur les tuiles des communs, sur les feuilles encore épaisses des chênes. »

« Le premier jour de mauvais temps … Combien devrait-elle en vivre au coin de cette cheminée où le feu mourait ? Dans les angles la moisissure détachait le papier. »


Séquence « le bonheur n’existe pas »

Si Bernard hubiese entrado en aquel minuto en la habitación, hubiese advertido que aquella mujer sentada en la cama no era su mujer, sino un ser desconocido de él, una criatura extranjera y sin nombre. Tiró su cigarrillo, desgarró un segundo sobre.

“Ella conoce esa felicidad … ¿y yo qué? ¿y yo? ¿porqué yo no?”

entonces desgarró el primer sobre. No, no; no era esa niñita de colegio de monjas con mente corta la que había inventado esas palabras de fuego. De ese corazón seco – ¡porque lo tenía seco: no lo iba a saber Thérèse! — no podían haber brotado ese cantar de los cantares, ese largo gemido de mujer posesa, de carne casi muerta de felicidad, al primer arrimo.

Thérèse abrió la ventana, desmenuzó las cartas, asomada al abismo de piedra que sólo una carreta, en aquella hora de madrugada, hacía retumbar. Los fragmentos de papel se arremolinaban, se posaban en los balcones de los pisos inferiores. El olor vegetal que respiraba la joven, qué campo lo enviaba hasta este desierto de asfalto. Imaginaba la tacha de su cuerpo como papilla en la calzada – y alrededor ese tumulto de guardias, de merodeadores. Demasiada imaginación para matarte Thérèse. En verdad, no deseaba morir; un trabajo urgente la llamaba, no de venganza ni de odio: pero esa tontainas, allí, en Saint Clair, que se creía que la felicidad era posible, tenía que saber, como Thérèse, que la felicidad no existe. Si no poseen nada más en común, por lo menos esto: el aburrimiento, la ausencia de tareas nobles, de todo deber superior, la imposibilidad de esperar más que los viles hábitos cotidianos, — un aislamiento sin consuelos.

« Si Bernard était rentré à cette minute dans la chambre, il se fût aperçu que cette femme assise sur le lit n’était pas sa femme, mais un être inconnu de lui, une créature étrangère et sans nom. Elle jeta sa cigarette, déchira une seconde enveloppe. »

“Elle connaît cette joie … et moi, alors ? et moi ? pourquoi pas moi ?”

« puis elle avait déchiré la première enveloppe. Non, non ; ce n’était pas cette couventine à l’esprit court qui avait inventé ces paroles de feu. Ce ne pouvait être de ce cœur sec – car elle avait le cœur sec : Thérèse le savait peut-être ! – qu’avait jailli ce cantique des cantiques, cette longue plainte heureuse d’une femme possédée, d’une chair presque morte de joie, dès la première atteinte »

« Thérèse ouvrit la croisée, déchira les lettres en menus morceaux, penchée sur le gouffre de pierre qu’un seul tombereau, à cette heure avant l’aube, faisait retentir. Les fragments de papier tourbillonnaient, se posaient sur les balcons des étages inférieurs. L’odeur végétale que respirait la jeune femme, quelle campagne l’envoyait jusqu’à ce désert de bitume. Elle imaginait la tâche de son corps en bouillie sur la chaussée – et alentour ce remous d’agents, de rôdeurs. Trop d’imagination pour te tuer Thérèse. Au vrai, elle ne souhaitait pas de mourir ; un travail urgent l’appelait, non de vengeance ni de haine : mais cette petite idiote, là-bas, à Saint-Clair, qui croyait le bonheur possible, il fallait qu’elle sût, comme Thérèse, que le bonheur n’existait pas. Si elles ne possèdent rien d’autre en commun, qu’elles aient au moins cela : l’ennui, l’absence de toute tâche haute, de tout devoir supérieur, l’impossibilité de rien attendre que les basses habitudes quotidiennes, – un isolement sans consolations. »

7 Interlude « inconnue »

Y de súbito se despertó en ella el rostro desconocido de Julie Bellade, su abuela materna – desconocido: se hubiese buscado en vano en casa de los Larroque o de los Desqueyroux un retrato, un daguerrotipo, una fotografía de aquella mujer de la que nadie sabía nada, tan sólo que se marchó un día. Thérèse imagina que así podría haber sido ella borrada, aniquilada.

« et soudain s’éveilla en elle le visage inconnu de Julie Bellade, sa grand-mère maternelle -inconnu : on eût cherché vainement chez les Larroque ou chez les Desqueyroux un portrait, un daguerréotype, une photographie de cette femme dont nul ne savait rien, sinon qu’elle était partie un jour. Thérèse imagine qu’elle aurait pu être ainsi effacée, anéantie. »

8 Séquence « campagne trempée d’aurore »

La ventana estaba abierta; los gallos parecían desgarrar la niebla cuyos jirones diáfanos retenían los pinos en sus ramas. Campo empapado de aurora. ¿Cómo renunciar a tanta luz? ¿Qué es la muerte? No se sabe lo que es la muerte. Thérèse no está asegurada de la nada. Thérèse no esta absolutamente segura de que no haya nadie. Thérèse se odia por sentir tamaño terror. Ella que no dudaba en precipitar a otro, se encabrita ante la nada.

« La fenêtre était ouverte ; les coqs semblaient déchirer le brouillard dont les pins retenaient dans leurs branches des lambeaux diaphanes. Campagne trempée d’aurore. Comment renoncer à tant de lumière ? Qu’est-ce que la mort ? On ne sait pas ce qu’est la mort. Thérèse n’est pas assurée du néant. Thérèse n’est pas absolument sûre qu’il n’y ait personne. Thérèse se hait de ressentir une telle terreur. Elle qui n’hésitait pas à y précipiter autrui, se cabre devant le néant. »

Interlude “solitude”

Thérèse ya no temía la soledad. Bastaba con que se quedase inmóvil: igual que su cuerpo, tumbado en el páramo del Sur, habría atraído a las hormigas, a los perros, aquí presentía ya entorno a su carne una agitación oscura, un tumulto.

Thérèse ne redoutait plus la solitude. Il suffisait qu’elle démeurât immobile: comme son corps, étendu dans la lande du Midi, eût attiré les fourmis, les chiens, ici elle pressentait déjà autour de sa chair une agitation obscure, un remous.

Postlude « le froid de la nuit »

Balionte sin duda se había olvidado de cerrar bien la ventana: una ráfaga de viento la abrió, y el frío de la noche llenó la habitación. Thérèse se sentía sin el valor de echar la mantas, para levantarse, para correr, descalza hasta la ventana. Con el cuerpo recogido, la sábana estirada hasta los ojos, se quedaba inmóvil recibiendo sólo en los párpados y en la frente el hálito helado. El inmenso rumor de los pinos llenaba Argelouse, pero a pesar de ese ruido de océano, era tan sólo el silencio de Argelouse. Thérèse meditaba que si le hubiese gustado sufrir, no se hubiera hundido tan profundamente en sus mantas. Intentó quitárselas un poco, sólo pudo quedarse unos segundos expuesta al frío. Luego, lo consiguió durante más tiempo, como jugando. Sin que fuese según una voluntad deliberada, su dolor se convertía también en su ocupación, y ¿quién sabe? en su razón de ser en el mundo.

« Balionte avait sans doute négligé de bien fermer la fenêtre : un coup de vent l’ouvrit, et le froid de la nuit emplit la chambre. Thérèse se sentait sans courage pour rejeter les couvertures, pour se lever, pour courir, pieds nus jusqu’à la croisée. Le corps ramassé, le drap tiré jusqu’aux yeux, elle demeurait immobile ne recevant que sur les paupières et sur son front le souffle glacé. L’immense rumeur des pins remplissait Argelouse. mais en dépit de ce bruit d’océan, c’était tout de même le silence d’Argelouse. Thérèse songeait que si elle eût aimé souffrir, elle ne se fût pas si profondément enfoncée sous ses couvertures. Elle essaya de les repousser un peu, ne put demeurer que quelques secondes exposée au froid. Puis, elle y réussit plus longtemps, comme par jeu. Sans que ce fût selon une volonté délibérée, sa douleur devenait aussi son occupation et – qui sait ? sa raison d’être au monde. »

Vídeos de Realización de Productos de Ficción

Trabajos realizados en 2006-07, asignatura de Realización de Productos de Ficción.
Creación de imagen en movimiento sobre música electroacústica. Se utilizan fragmentos de Paysage enseveli obra (oratorio acusmático) basada en textos de Thérèse Desqueyroux de François Mauriac.

  • Mouvement 1 : Alex Gómez Cruz et Salva Ferrando Peris
  • Mouvements 2 et 3 : Santiago Tadeo Cervera et David Pérez i López
  • Mouvements 4 et 5 : Richard Isnardo Morant, Carmen Seguí Monleón et Ana María Miralles Rubert
  • Mouvements 6 et 7 : Mario de Juan, Guillermo Polo et Alberto Abril
  • Mouvement 8 : Natxo Ruipérez, Miriam Rebollo et Maria Carmen Redondo
  • Mouvement 9 : Merche Sanchis Parga et Adriana Fernández Rodríguez
  • Mouvements 10 et 11 : Oscar París et Mamen Broch
  • Mouvement 12 : Susa Calafat, Ana Ferrándiz, Alex Gómez et Salva Ferrando
  • Mouvement 13 : Susa Calafat et Ana Ferrándiz

Le silence d’Argelouse

Thérèse Desqueyroux de François Mauriac

Le silence d’Argelouse

La famille

Cette plainte indéfinie des cimes

Ce corps contre son corps

Le premier jour de mauvais temps

Acharnement

Une pluie serrée

Un isolement sans consolation

Inconnue

Inconnue

Campagne trempée d’aurore

Une agitation obscure

Le froid de la nuit